No me mates de una patada [ 1 / 2]


¡¿Qué dices?! tras escucharlo, el primero en abrir la boca fue Leo, quien agrandó los ojos y miró fijamente donde el Lobo estaba tumbado.

Su expresión estaba llena de asombro.

Está muerto, ya no respira, y su corazón también ha dejado de latir, ¡aunque lo llevamos al hospital, no podremos salvarlo! aquella persona gritó en voz alta, después miró con terror a la persona que estaba en el ring e inconscientemente retrocedió un poco.

El silencio que se formó cuando Rolando pegó una patada al Lobo se rompió, el público empezó a alarmarse, algunos salieron de ahí por miedo, otros en cambio se veían emocionados, porque lo que más les gustaban era ver a alguien muerto, y eso les hizo sentirse excitados.

En un instante, todo el mundo se alarmó, parecían hormigas perdidas.

Era todo un caos.

Bastante gente se acercó al ring y miraban con cara de admiración a Rolando, también había otras chicas gritando sin cesar por la emoción por Rolando.

El Lobo era el rey del boxeo, quien era casi inmortal.

En todas las peleas anteriores, casi nadie podía vencerlo, por eso tenía tanta fama entre la gente.

La gente opinaba que el Lobo era muy bueno peleando, por esa misma razón Leo lo había buscado.

Pero ahora, el rey del boxeo había sido derrotado por una patada de Rolando, aquella escena les había impresionado mucho y les hizo entender quién era el verdadero ganador.

Leo se quedó paralizado y tardó mucho en reaccionar.

Primero mostró terror, después de recuperarse gritó, ¡Lo ha matado! ¡Detenedlo ya! Todos lo miraban como si estuvieran mirando a un enfermo.

Ni mencionar las reglas del ring permitían la muerte, después de ver cómo Rolando había dejado muerto al Lobo, ¿cómo se atrevían a acercarse? Leo al ver nadie hacer nada, se giró y miró a los otros boxeadores que estaban bebiendo con él, dijo, Vosotros, id a detenerlo, ¿no sois amigos del Lobo? ¿No vais a hacer nada al respecto? Aquellos boxeadores le dirigieron una mirada de burla, y uno de ellos dijo, ¡Qué fácil es para ti decirlo, cabrón! Si tanto quieres detenerlo, pues ve tú.

Tú no quieres vivir más, ¡pero nosotros sí! Leo se quedó sin palabras, si él se atreviera, tampoco estaría suplicando a ellos.

Después de acabar con el Lobo, Rolando bajó del ring.

El público estaba en un caos, todos se les acercaban para ver bien quién era el que había matado al Lobo de una patada.

Pero tampoco se atrevía a acercarse tanto, ya que temían que les pegara Rolando una patada a ellos, lo que no lo soportarían.

Rolando avanzó hacia Leo, posteriormente dijo, ¿Sigues queriendo vengarte de mí? El cuerpo de Leo temblaba al ver que Rolando se acercaba, pero para disimular su miedo por Rolando, se hizo el duro y agrandó los ojos como platos para aparentar que no le temía nada.

Pero su gesto para los demás se veía un poco rídiculo.

Se notaba que estaba fingiendo.

Has matado a una persona, ¿te crees que acabarás bien? Leo se animó de valor para hablar.

Yo se lo he preguntado, él mismo dijo que en el ring se permite la muerte dijo Rolando.

Leo sabía que sus palabras no valían para nada, tampoco supo qué contestar en un instante.

Si sigues queriendo vengarte de mí, puedo tener otra pelea contigo ahora mismo en el ring, así también evito más problemas en un futuro añadió Rolando suavemente.

Al escucharlo, Leo casi se cayó al suelo del miedo, si de verdad aceptara la pelea, lo más probable sería que terminaría igual que el Lobo, o incluso peor que él, ya que él no era ningún rey del boxeo sino un doctor vago y perezoso.

La multitud de alrededor, al escuchar a Rolando, empezó a armar jaleo de nuevo, quienes estaban encantados de ver una pelea de Rolando contra Leo.

¡Otra pelea! ¡La de antes no ha sido suficiente, esta vez que dure más! ¡Acepta su desafío! ¡Aún queremos ver más! ¡Ha sido fascinante! ¡Otra más! ¡Que suba al ring! ¡Que suba al ring! ¡Que suba al ring! *** Leo tras ver que la gente se animaba, sentía más miedo aún.

En ese momento, alguien empujó a Leo ante Rolando.

Él estaba tan asustado que casi gritó, después se arrodilló directamente ante Rolando y casi se echó a llorar.

Me equivoqué, ya no voy a vengarme más.

Perdóname, ya no te provocaré problemas, por favor no me mates de una patada.

El público empezó a reírse de eso al verlo así.

Vaya gallina que es, ¿no te estabas haciendo el machito antes? ¿Cómo que ahora estás tan asustado? Inútil, de qué te vas a vengar siendo un cobarde.

El otro te está desafiando en el ring y tú, a tu vez, casi te meas encima del miedo.

Sube al ring si eres un hombre, ¡¿Qué quiere hacer como un maricón?! *** Leo ya no le importaba lo que decían los demás, su vida era lo más importante.

Rolando al ver que se había arrodillado, agachó la cabeza para dirigirle una mirada y, seguidamente, se dio la vuelta y se fue hacia fuera sin pasarse por la ventanilla del responsable.

Antes, cuando estaba bajando del escenario, alguien le había dado un papelito entre el caos.

No le hacía falta pensar mucho para saber que había sido uno de los de la Montaña Sur.

Se podía decir que los secretos de la Montaña Sur estaban bastantes escondidos, pero Rolando pensaba que todo eso no era necesario, ya que de todos modos, en el mundo exterior se sabía la existencia de este lugar.

Pero claro, eso también podría ser porque la Montaña Sur no quería llamar la atención de la sociedad, ya que un lugar así, no era apropiado aparecer ante el público.

Cuando Rolando se marchó, Leo enseguida se levantó y dio palmaditas sobre su pecho echando un suspiro de alivio.

La multitud lo miraba con desprecio, después unos empezaron a escupirle e insultarle, Maricón sin cojones.

El resto hizo el eco, y poco después, Leo acabó en las humillaciones de la gente.

Al salir del boxeo subterráneo, entró al bar de nuevo
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