No puedes pagar un automóvil... [ 1 / 2]


El tiempo transcurrió con rapidez y llegó el fin de semana en un abrir y cerrar de ojos.

Tal como habían acordado, Trevor fue a la casa de Bessie.

Entonces, ella le enseñó a conducir por el amplio terreno que estaba cerca de su vivienda.

Todo el tiempo, el chico estuvo emocionado, ya que era la primera vez que tocaba un volante.

Para facilitar la enseñanza, la mujer se acercó a Trevor.

Los grandes senos de la entrenadora se frotaron contra el cuerpo del chico, y no pasó mucho tiempo antes de que sintiera que su cuerpo perdía el control poco a poco.

Bajo la guía de Bessie, Trevor finalmente se tranquilizó y en seguida progresó sin problemas en su aprendizaje.

El tiempo voló y ya habían pasado dos horas.

Solo después de estacionar el vehículo, Trevor pudo soltar un suspiro lleno de alivio.

Cuando el chico se giró para devolverle las llaves del auto a la mujer, su rostro se puso rojo.

Ese día, la entrenadora vestía una camiseta blanca y pantalones cortos de mezclilla, los cuales eran muy sensuales.

Sus esbeltas piernas estaban completamente desnudas, cosa que tentó a Trevor.

Afortunadamente para él, la mujer no pareció darse cuenta de la expresión de su rostro.

Ambos charlaron y se rieron mientras bajaban del auto.

El joven estaba a punto de marcharse cuando vio dos figuras que venían en su dirección.

Con los ojos muy abiertos, Corrie gritó de inmediato: "¿Qué haces tú con mi prima?".

La chica vestía una camiseta gris claro ajustada y una falda gris oscuro, luciendo como una mujer que trabajaba en un club nocturno.

Debido a los escándalos con Zavier, Corrie había estado sumamente deprimida toda la semana.

Tanto ella como su compañera de cuarto, Estrella Benton, habían planeado visitar a la entrenadora y relajarse durante el fin de semana.

Tras escuchar su pregunta, Trevor respondió con indiferencia: "Oh, vine a aprender a conducir con la señorita Taylor".

En ese instante, Estrella no pudo evitar burlarse.

"¿Por qué harías tal cosa? Ja, ja, ja.

Realmente, no creo que un perdedor como tú pueda comprarse ni el auto más económico".

De hecho, Estrella fue una de las chicas que fue al Hotel Millennium aquella noche.

Ella de verdad era una cazafortunas
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