El dueño del Lamborghini [ 1 / 2]


¡Señor Marín, mire, el plebeyo que mencionó está yendo hacia el Lamborghini! Jum, como el Lamborghini es tan famoso, seguro que este plebeyo quiere echarle un vistazo para conseguir más experiencia de vida, a lo mejor lo va a publicar en sus redes sociales y todo para demostrar a la gente de que es un tipo increíble, ¡ya he visto muchos como él! Varias chicas comentaron con desdén.

Tal vez sea así, ¡porque a saber lo que este tipo de personas puede hacer! Marín también sonrió con amargura.

Por cierto, señor Marín, ¿sabe quién es el dueño de este auto? La verdad es que no lo sé, pero he estudiado mucho sobre la configuración y el interior de este automóvil, ¡y todos son diseños de primera clase! Incluso el pulido de una simple pieza ha pasado por el cálculo de datos rigurosos bajo la supervisión en persona de profesionales con décadas de experiencia! Marín sonrió.

¿Eh? Señor Marín, lo que ha dicho realmente despertó nuestro interés, ¿podemos acercarnos allí para que nos de una explicación más detallado? ¡Así aprendemos algo! Una de las chicas se quedó impresionada de repente.

A parte de que querían conocer más el coche lujoso, habían dicho eso para… Retrasar el tiempo.

Pensándolo, solo eran las nueve o las diez, aunque dijeran un lugar para que el señor Marín las llevara, ¿no sería solo un encuentro momentáneo? Si se demoraran un poco, llegaría la hora de la comida, entonces, el señor Marín debería invitarlas a comer, ¿no? De esa forma podían consolidar la relación con él.

Había que decir que esas chicas eran muy calculadoras.

Sin embargo, Marín no se dio cuenta de eso, solo detuvo el auto a un lado para llevarlas hacia allí.

No tenía envidia de ese Lamborghini, porque comprendía muy bien que era inalcanzable incluso si se esforzara duramente en toda su vida.

Diego también estaba allí.

Mmm, señorita, ¿puede apartarse? Diego se tocó la nariz y miró con impotencia a la chica de cabello largo que estaba sentada audazmente sobre el capó delantero del Lamborghini tomándose un selfi.

¿Quién eres para decir que me aparte? ¡Lárgate! La belleza de pelo largo gritó enojada.

La ropa que llevaba ese hombre parecía bastante nueva y decente, pero ya había visto demasiados ricos guapos, así que ¿quién se creía que era? ¿Cómo se atrevía a decirle que se apartara? Eso, ¿¡quién coño eres!? Mírate la pinta que llevas, ¿qué derecho tienes para echarnos? Ja, ja.

Tenía claro que a las chicas nos gustan las cosas bonitas, cuando vemos un coche lujoso sentimos un poco de envidia y nos hacemos selfis con ellos.

¡Pero no me esperaba que este chico fuera tan asqueroso como para venirse a tomar selfis! ¡Eso, deja de hacerte el ridículo aquí! Las chicas que estaban alrededor de la belleza de cabello largo empezaron repentinamente a criticar a Diego con insatisfacción.

Diego se había quedado estupefacto ante los insultos.

Joder, solo había dicho una frase, ¿y le bombardearon tantas a la vez? Diego, veo que eres muy ingenioso, ¿por qué quieres hacerte una selfi? ¿Quieres que te ayude? Marín se acercó con una mueca de desprecio en ese momento.

Después de mirar a Diego, inmediatamente volvió su mirada hacia la belleza que estaba en el capó delantero.

Preciosa, quédate hasta cuando quieras, porque la estructura de la carrocería del Lamborghini es mucho más fuerte que otros autos deportivos.

¡Así que su peso ligero no es nada para el coche! Ja, ja, ja, gracias guapo, tú sí que sabes conversar, no como otros machistas que me dan asco.

Oye, guapo, ¿puedes tomarme una foto? ¡Quiero una foto que salga desde lejos con este auto deportivo! La guapa de pelo largo se quedó con una muy buena impresión de Marín.

Por supuesto que Marín estaba dispuesto a hacerlo, ¿para qué se compró un Passat? ¿No era para ligar con las chicas? De modo que asintió fuertemente con la cabeza.

A ver Diego, ¿puedes no tapar la cámara? Marín no sabía qué decir, miró a Diego que estaba parado allí estúpidamente y le advirtió.

¡Maldita sea, lárgate! La hermosura de pelo largo gritó con impaciencia.

¡Ja, ja, me temo que vosotros sois los que os tenéis que largar! dijo Diego con frialdad.

Al principio quería hacer las cosas muy simples, solo quería decirle a la guapa que se apartara un poco para sacar el coche, y luego si querían hacerse selfis podrían hacerlos.

No obstante, primero se burlaron de él sin motivo alguno, y ahora esa belleza directamente le insultaba en la cara.

Sobre todo ese Marín, que se había comportado peculiarmente, como si decía las cosas con desdén.

¿Acaso quería aprovecharse de él para lucirse como el centro de atención? ¿Quería usar su humildad para demostrar lo increíble que era él? ¿Quería burlarse de él para satisfacer su vanidad? Diego pensó que, si seguía siendo tan discreto, iba a acabar muy mal, porque cualquier persona podría venir a humillarle.

En ese caso, ¿de qué servía ser discreto? ¿A quién dices que se largue? ¿Cómo te atreves a decirme eso? La belleza de pelo largo rugió asombrada.

Estaba tan cabreada que quiso golpear a alguien.

Se escuchó dos pitidos del coche.

Y en ese momento, el Lamborghini que había estado intacto durante más de un mes, de repente encendió las cuatro luces.

Inmediatamente después, hubo un leve rugido del motor.

La puerta delantera se abrió automáticamente.

El brillo de toda la carrocería del automóvil parecía volverse brillante en ese momento.

Como si estuviera dando la bienvenida al dueño que había estado esperando durante tanto tiempo.

Diego dejó la llave del auto que tenía en la mano
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