¿Acaso será este? [ 1 / 2]


En la mansión de la familia Cabral.

Calvimontes entró en coche a la terraza de su mansión.

Cuando se bajó, hoy estaba muy tranquilo todo, lo que le hizo extrañarse.

Un hombre de mediana edad se bajó del coche, quien era su guardaespaldas, entre todos los matones de su familia, este era uno de los mejores.

Calvimontes giró la cabeza, dio una ojeada a su guardaespaldas y le preguntó: ¿No notas algo extraño alrededor de la mansión? El hombre miró su alrededor y contestó sonriendo a su señor: Solo está más silencioso, puede que por tantas molestias de estos días estés un poco tenso.

Calvimosntes suspiró pensando que este tenía razón, de verdad últimamente tenía los nervios muy tensos, preocupándose tanto por la alianza matrimonial con la familia Piazzolla como por lo de Rolando.

Estaban bastante agotado.

Se dirigió hacia la mansión sin preocuparse de su seguridad porque tenía a su guardaespaldas al lado, aunque Rolando fuera a buscarlo, tampoco le tendría miedo.

Después de lo sucedido la última vez, Calvimontes mandó a este hombre estar a su lado todo el tiempo, según él, aunque lo fuerte que fuera Rolando, no podría vencer a este matón tan poderoso.

Ambos entraron en la villa, y el silencio todavía reinaba en toda la sala de estar, así que Calvimontes subió a la habitación de Brenda, pero encontró que ni Brenda ni Ámbar estaba en el cuarto.

Él frunció el ceño, sabía que las dos habían salido para dar un paseo, pero según la hora que era, ya deberían de haber llegado.

Calvimontes sacó enseguida el móvil para llamar a Brenda y preguntarle dónde estaba, pero en ese momento sonó un pequeño ruido abajo, bajó rápidamente las escaleras para ver qué sucedía.

Sin embargo, cuando llegó la planta de abajo, no había nadie en el salón y su guardaespaldas había desparecido.

Calvimontes enseguida se alertó sintiendo que algo andaba mal, de modo que rápidamente se dirigió hacia un rincón y cogió un bate de béisbol para protegerse.

Con el bate de béisbol en la mano miraba a su alrededor, después se acercó la puerta porque creía que su guardaespaldas estaba en la terraza fumando.

Cuando llegó a la puerta, de repente le recorrió el escalofrío la espalda, seguidamente sonó una voz indolente: ¿Qué vas a hacer? A Calvimontes se le puso la piel de gallina del susto, se giró rápidamente y dio un golpe con su bate a la persona que tenía detrás.

Pero antes de que el bate le pegara, le agarró la mano y lo quitó.

Calvimontes tragó la saliva y fijó su mirada, después vio claramente quién era aquella persona a su espalda.

¡Rolando! ¡Otra vez fuiste tú! ¡Qué quieres hacer! le gritó.

Rolando mientras toqueteaba el bate de béisbol que tenía en sus manos, le dijo sonriendo: Obviamente vengo a ajustar las cuentas contigo.

Calvimontes hizo muecas y le advirtió a Rolando: No te alegres tan pronto, mi guardaespaldas está aquí, es muy poderoso y te puede aplastar fácilmente, te advierto que te vayas de mi casa, si no, terminarás jodido hoy.

La sonrisa de Rolando se hizo más maliciosa.

Señaló a la persona tumbada detrás del sofá, y preguntó: El guardaespaldas que dices, acaso será este? Calvinmontes miró hacia esa dirección y de repente cambió de expresión.

No se podía creer qué uno de sus mejores guardaespaldas había sido derrotado fácilmente por este Rolando.

El pequeño ruido que había oído antes debía de ser de la pelea de Rolando con su guardaespaldas, pero ahora que su hombre estaba tendido en el suelo, se vio obligado a volver a valorar la habilidad de pelear de Rolando
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