Los viejos amigos de la escuela se re�nen [ 1 / 2]


En las orillas del lago Yanqi, las olas azules son inmensas.

La tranquila superficie del lago es como un enorme espejo de zafiro, que refleja el claro cielo de diez mil millas.

A lo lejos, hay capas de monta�as, y la Gran Muralla China se oculta entre las elevadas monta�as, apareciendo al fondo.

A corta distancia, hay muchos visitantes, desde parejas que pasean cogidas de la mano, a amigos que se re�nen para descansar, pasando por familias de vacaciones.

En esta ajetreada ciudad, el lago Yanqi es un destino vacacional poco com�n.

"Realmente no esperaba que hubiera un paisaje tan ilimitado fuera de este Yanqi".

En este momento, Ye Fan estaba caminando c�modamente con Xu Lei en el camino empedrado junto al lago, mirando el lago plano y las monta�as, Ye Fan s�lo sinti� que todo su estado de �nimo se refresc�.

"Hermanito Fan, ya est�s en invierno.

Si vinieras en otras estaciones, este lugar ser�a a�n m�s hermoso".

"En primavera y verano, hay mucha sombra.

En oto�o, hay a�n m�s fuego y rojo, y la Gran Muralla se oculta entre los picos y las rocas.

Mil hect�reas de lago con olas azules y cien barcos compitiendo por el agua".

"Hoy en d�a, me temo que no tendremos el placer de ver estos hermosos paisajes".

Xu Lei se apoy� en Ye Fan y habl� con pesar mientras caminaba.

Ahora era principios de invierno, y comparado con el resto de las tres estaciones, al Lago Yanqi sin duda le faltaba un poco de vitalidad.

Adem�s, debido al torneo de boxeo que se estaba celebrando, todo el Lago Yanqi hab�a sido cerrado bajo la ley marcial y se hab�an detenido todos los deportes acu�ticos.

Lo �nico que quedaba en pie en el lago era el enorme crucero en medio del lago, que era como un gigante.

El resto de las lanchas r�pidas estaban aparcadas en la orilla y ten�an prohibido salir del agua.

Observando la mirada algo perdida de Xu Lei, Ye Fan le acarici� la cabeza y se la frot�: "Ya habr� tiempo para eso, as� que el hermano Fan volver� a acompa�arte m�s tarde".

"�No quieres ver el dorado paisaje oto�al? El pr�ximo oto�o, el Hermanito Fan te traer� aqu� de nuevo para disfrutar del paisaje.

" "�De verdad?" Al escuchar las palabras de Ye Fan, Xu Lei se alegr� al instante.

Esa mirada feliz era como la de un ni�o que hab�a robado un caramelo.

Esta elegante y digna diosa de Jiangdong tem�a que s�lo delante de Ye Fan mostrar�a un lado tan claro y encantador.

"Naturalmente, es verdad".

"Si no me crees, siempre est� bien tirar del anzuelo, �verdad?" Los dos hablaban y re�an, y los vagabundos del borde del camino pasaban, lanzando luces envidiosas como Ye Fan y los dem�s.

Especialmente cuando miraban la mirada de Ye Fan, sent�an m�s envidia y celos.

Despu�s de todo, mirando la ropa de Ye Fan, no parec�a un hombre rico, y su aspecto s�lo pod�a describirse como un poco guapo.

Era este hombre aparentemente ordinario el que hab�a conseguido conquistar a una chica tan hermosa.

Los hombres que pasaban por all� sent�an envidia y celos.

Se sent�a como una flor que se hab�a quedado atascada en el esti�rcol de una vaca.

"�Hmm?" "Wen Wen, mira a ese tipo, �parece que es Xiao Lei?" En ese momento, no muy lejos hab�a una mujer ligeramente maquillada, lanzando una mirada desconcertada en direcci�n a Ye Fan.

"�D�nde?" "Han Han, eres ciega, �verdad?" "�No es ese un hombre, todo cubierto de mercanc�as de la planta baja, obviamente un sucio, c�mo podr�a ser Xu Lei".

Una mujer de falda roja que estaba a su lado sigui� su mirada y luego sacudi� la cabeza con desd�n.

"Han Han, �qu� Xu Lei?" Entre las palabras de las dos mujeres, un hombre de mediana edad que las acompa�aba, se qued� perplejo.

"Xu Lei es nuestra compa�era de clase, �entonces era la flor y nata de nuestro departamento de finanzas? En aquella �poca, unos cuantos estudiantes aburridos del departamento de finanzas organizaron un concurso de belleza y Xu Lei fue la m�s votada por un margen abrumador.

La segunda en la clasificaci�n recuerdo que fuiste t�, Wen Wen, �no?".

Meng Han sonri� y habl�.

La mujer de la falda roja parec�a no querer mencionar este asunto, y de repente emiti� un zumbido un tanto desagradable: "Hmph, no sab�a lo de la vestimenta por aquel entonces.

De lo contrario, si volviera a competir, yo, Guo Ya Wen, no perder�a necesariamente contra ella".

Ninguna mujer estar�a dispuesta a admitir que su belleza era inferior a la de otras, y �se era naturalmente el caso de Guo Ya Wen.

El concurso de belleza de entonces fue un duro golpe para Guo Ya Wen
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