Encantado de conocerte. [ 1 / 2]


�50 millones? El juego de t� que le acababa de regalar Wang Lao s�lo val�a un mill�n en el mejor de los casos.

Pero ahora, Wang Lao le hab�a regalado a Xu Lei un colgante de jade de f�nix valorado en diez millones de d�lares.

Este colgante de jade de f�nix por s� solo probablemente ser�a comparable a todos los regalos de felicitaci�n que hab�a recibido hoy, �verdad? Al fin y al cabo, aunque hoy hab�a muchos invitados, ninguno de los regalos recibidos era caro.

Los que se contaban por millones eran de lo mejor.

La mayor�a eran s�lo de cien o doscientos mil d�lares.

Pero ahora, s�lo un colgante de jade de f�nix costaba decenas de millones.

Junto con el Fangzun de los Cuatro Dragones, s�lo dos objetos bastar�an para acabar con todos los regalos que Xu Meifeng hab�a recibido en su vida.

Pensando en esto, los celos de Xu Meifeng se intensificaron.

�Por qu�? Esa maldita Xu Lei, �se lo merec�a? Era obvio que ella, Xu Meifeng, era la primera dama de la familia Xu, el f�nix de la familia Xu.

Xu Lei era s�lo una viuda cuyos padres hab�an muerto, �qui�n pod�a ser? Las palmas de las manos de Xu Mei Feng se apretaron con fuerza y sus ojos enrojecieron de celos e ira.

"Se�orita, no se enfade".

"Es s�lo un anciano, est� celebrando el cumplea�os de Xu Lei por el bien de los cuatro dragones".

"Esta sala est� llena de invitados, y este anciano es el �nico con ojos que no puede hacer grandes olas.

" "�Todos los dem�s est�n quietos, sin prestar atenci�n a ese Xu Lei?" "S�lo hay dos personas para celebrar el cumplea�os de Xu Lei, no puede robarte el protagonismo".

El mayordomo de al lado, sonri� a Xu Meifeng y le aconsej�.

Cuando Xu Mei Feng oy� esto, la ira de su coraz�n s�lo se calm� tres puntos.

Tambi�n era cierto que todos los invitados de la sala estaban aqu� por ella, Xu Meifeng.

Ella era la protagonista del d�a.

Y Xu Lei, aunque los regalos que recib�a eran caros, s�lo eran dos.

Comparada con ella, �Xu Meifeng no era rival para ella! Sin embargo, la complacencia de Xu Meifeng no dur� mucho.

S�lo para ver que, en medio de la sala, un adinerado pez gordo no pod�a quedarse quieto por m�s tiempo y, de hecho, se levant� y camin� hacia Xu Lei tambi�n.

"Segunda se�orita, lo siento, lo siento mucho.

" "Nosotros tampoco lo sab�amos, hoy es tu cumplea�os".

"Llevo un reloj de bolsillo, de oro puro, hecho en Suiza".

"No es tan bueno como el colgante de f�nix del Viejo Wang, o el drag�n zun de este joven caballero, pero es una muestra de agradecimiento de mi familia de la Ciudad Sur Tang.

" "Con este reloj, le deseo a la Segunda Se�orita un feliz cumplea�os y una r�pida danza del f�nix.

" "Por favor, ac�ptelo, Segunda Se�orita.

" Las voces reverenciadas de los hombres sonaron silenciosamente en la sala.

Y cuando Xu Meifeng vio esto, su bonito rostro entonces se volvi� blanco y sus hermosos ojos temblaron, llenos de sorpresa.

"T�o Tang, �qu� eres?" Sin embargo, las palabras de Xu Meifeng acababan de caer.

Inmediatamente despu�s, otra persona se levant� y sali�.

Caminando hacia Xu Lei, tambi�n present� sus respetuosos respetos y ofreci� su regalo de felicitaci�n.

"�Feliz cumplea�os, Segunda Se�orita!" Al salir la segunda persona, la tercera, la cuarta Fue como si una roca hubiera ca�do en el mar, record�ndoles las olas del cielo, y todos los invitados que hab�an venido a celebrar el cumplea�os de Xu Meifeng se levantaron y se acercaron a presentar sus respetuosos respetos a Xu Lei.

"Desead a la segunda joven un feliz cumplea�os, danza del f�nix nueve d�as".

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"Feliz cumplea�os a la segunda se�orita, feliz cumplea�os" .

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Las voces sub�an y bajaban, resonando sin cesar.

Convergiendo en una corriente, golpearon todo el cielo y la tierra
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