No tienes derecho a meterte en nuestro aunto [ 1 / 2]


Brenda vio la llave de su mano, agrandó los ojos y su expresión estaba llena de asombro.

Rolando, ¿no me estás bromeando? ¿Este castillo es tuyo? Él no le dio explicaciones, directamente abrió la puerta con la llave y hizo un gesto de invitación, dijo seriamente, Mi princesa, ya puede entrar a visitar el castillo.

Brenda veía como la puerta se abrió, aturdida, quien estaba sin palabras.

¿No estoy soñando? preguntó ella.

¿Te pellizco? bromeó Rolando.

Brenda enseguida puso los ojos en blanco, después entró dentro emocionada.

Él la llevó al salón del castillo, y estaba decorada de piedras de cuarzo blanco brillantes, cada una de las decoraciones pintaba la hermosura del castillo.

Estando dentro, incluso su alma se volvió más pura.

Brenda observaba a su alrededor, el color dorado y la brillantez del castillo la llevaban a un mundo de hadas.

Rolando la miraba y sonreía preguntando, ¿Te gusta? Esto, ¿esto lo has preparado para mí? Brenda miraba con asombro a Rolando.

Él asintió con la cabeza y dijo, Nuestra boda se celebrará aquí, seremos el foco de la Ciudad Río, y tú serás la novia más feliz del mundo.

Las palabras de Rolando desconcertaban a Brenda, quien había imaginado miles de veces el lugar de su boda, pero nunca esperaba que Rolando le construyera un castillo que solo aparecía en los cuentos de hadas.

Se podía decir que solo pocas personas de este mundo podían disfrutar de esto.

En es momento se sentía la persona más feliz del mundo, la felicidad que le daba Rolando no se podía expresar en palabras.

Ella lo miró emocionada y lo abrazó, se acercó al oído y dijo, Gracias, eres la persona más romántica que he conocido.

Rolando mostró una sonrisa satisfecha, para él era algo importante que Brenda le dijera que era romántico.

Él agachó la cabeza para mirarla, después se acercó lentamente y le dio un beso en los labios.

Tras un beso largo, Rolando se apartó de ella.

Brenda estaba sonrojada, parecía Eva probando la manzana del árbol.

Sube conmigo, he preparado muchas habitaciones para ti.

Rolando se expresó y la llevó de la mano hacia la segunda planta.

Todo el castillo parecía una pieza de cuarzo ahumado grande, era casi transparente, las personas que estaban fuera podían ver borrosamente lo que ocurría en el interior.

Ellos subieron hacia la segunda planta, y sus sombras se podían ver desde fuera, pero no se podía ver claramente.

¡Mira, hay gente dentro del castillo! uno gritó señalando a la segunda planta.

Todo el mundo desvió la mirada hacia esa dirección, al ver esas sombras mostraron asombro.

La silueta de Rolando y Brenda estaba en muy buena forma, y sus sombras ante el público desvanecía, parecían el príncipe y la princesa de los cuentos de hada, y los dejaban perplejos.

Ala, ¿no vivirán aquí de verdad un príncipe y una princesa? Dios mío, qué envidia, yo también quiero entrar.

¿No vivirá aquí una pareja perfecta? ¡Qué ganas de entrar para ver quién vive aquí! *** A partir de ese día, se escuchaba hablar del príncipe y la princesa del castillo por toda la Ciudad Río, todos se preguntaban si de verdad vivían un príncipe y una princesa allí, incluso muchos decían que lo vieron con sus propios ojos, incluso decían que habían tenido una cena con ellos dentro del castillo.

Todos los pensamientos extraños sobre el castillo se hablaban en las mesas, incluso había gente que decía que el casillo no era público porque el príncipe era un dragón, que solo mantenía forma humana estando con la princesa y que cuando lo viera otra persona, volvería a su aspecto de dragón y quemaría el castillo con fuego.

Obviamente, los que creían esto eran los niños inocentes, los adultos sabían que todo eso era inventado, y en cuanto al propietario del castillo, tenían que esperar a que lo dijera el propio amo.

Mientras todos imaginaban cosas sobre el castillo, por la noche, los dos propietarios del castillo también estaban jugando al juego del dragón con la princesa… A la media noche, en un restaurante de la Ciudad Río, en frente de Rolando y Brenda estaban sentados Regina con mala cara y Arturo callado.

La celebración de la boda ya estaba aseguraba, Rolando y Brenda creían que era necesario decírselo a Regina y Arturo.

Además, Brenda pensaba que después de tantos días, a Regina ya se le había pasado el enfado, porque al fin y al cabo eran de la misma familia, estar tanto tiempo fuera tampoco estaba bien
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