Un miembro indispensable de la familia [ 1 / 2]


Después de terminar de todo, Brenda y Rolando se marcharon del hospital.

No podía despertarse el hombre de la confusión hasta que salió de la puerta.

Las palabras de Brenda todavía le resonaba en la mente, y sober todo aquel respiro caluroso le hizo estar muy caliente.

¡Vaya! Solo te he dado un beso, ¿no? ¿Esto merece que te lo saboreas tanto tiempo? le miró con timidez.

Rolando solo rio como si fuera un verdadero tonto sin tener nada ambición.

A pesar de que le quedó el beso un regusto interminable, en realidad, lo que arragó fuertemente su corazón era lo que le había dicho Brenda.

Al pensar que podía hacer lo que quisiera con ella en la cama después de que se curara su herida, se entusiasmó mucho.

En el camino del regreso a la Comunidad Dragón no dejaba de reír como un imbécil, lo que le hizo a Brenda pusiera la piel de gallina.

Aparcó el coche en la puerta del chalé, Rolando vio que Penelope estaba de pie afuera pensando algo.

¡Qué raro! ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué no se quedaba en la casa? Bajó del coche con Brenda, se le acercó y le preguntó, Penelope, ¿qué estás haciendo? Vio que regresaron los dos, se adelantó inemediatamente.

Les contestó con perplejidad, ¡Vaya! Os llevo unas horas esperando.

Regina me ha dicho que no podemos seguir viviendo aquí porque ha sucedido el homicidio.

No solo me ha quitado las llaves, sino que ha cerrado la puerta del chalé.

No puedo entrar, por eso os espero afuera.

Al oírlo, Rolando frunció las cejas.

Vainilla había sido eliminado, pero en la casa había otra persona espinosa.

Fuera lo que fuera, era imposible que la matara.

Si ellos seguían viviendo juntos, causaría líos constanetemente.

¿Pues a dónde han ido? preguntó Brenda.

Han dicho que van a reservar una habitación en algún hotel para alojarse unos días, pero no sé a dónde han ido exactamente.

Sin remedios, Brenda lanzó un suspiro.

No podía hacer nada a su esta madre descarada.

No nos permiten vivir aquí.

¿Penelope, te importa? Brenda le preguntó.

No me importa.

Si no me echen de la casa, no me queda otra alternativa.

dijo Penelope con decepción.

Cuando Rolando quería abrir la puerta, Regina corrió hacia ellos.

Les gritó, ¡Deja de abrir la puerta! En este chalé la mujer murió.

Si se abre la puerta, saldrá el fantasma, el cual os seguirá y me traerá mala suerte.

Ellos se volvieron y descubrieron que se les dirigía Regina seguida por Arturo, quien andaba con dos grandes equipajes y estaba jadeando por el peso.

Los dos querían alojarse en el hotel, pero consideraban que no estaba conveniente llevar tanto dinero en efectivo y no quería gastar su propio dinero en el alojamiento.

A pesar de que tenía tanto dinero, Regina no podía cambiar su modo de pensar como una podre.

Cuando salía de casa, no quería gastar mucho dinero en el alojamiento.

Por eso los dos habían hablado un rato, y se habían decidido a regresar para que les diera Rolando el dinero para alojarse en hotel.

Aunque aquel entonces lo agresivo de Rolando les había asustado mucho, el sentido fue mitigando con el tiempo.

Después de todo, Rolando no les trataría de esa manera, además.

Debido a Brenda, su hija, Regina creía que podía ser arrogante con Rolando como siempre.

Si se atreviera a tratar a ella con mala actitud, le amenazaría con Brenda.

Pensaba que el hombre podía aguantar todo para su hija, por eso no le tenía nada miedo.

Mamá, ¿en qué época estamos? ¿Por qué eres tan supersticiosa? ¿Cómo es posible que haya fantasma? ¡Es tu fantasía! No permites que entremos en casa, ¿pues en dónde vamos a alojarnos? le miró Brenda con enojo.

¡Me da igual! ¡Si yo todavía estoy aquí, no podéis abrir la puerta! Regina le gritó como si todos tuvieran que obedecerla
Olympus Scan
Olympus Scan
Serberus Scalation
Presentado