Enriquecerse de la noche a la mañana [ 1 / 2]


Abatido, Trevor volvió a su dormitorio.

"Dinero, dinero, dinero, ¡solo les importa eso! Sylvia, te vas a arrepentir de esto".

Los ojos de Trevor estaban rojos y llenos de lágrimas.

En ese momento, no pudo evitar derramar toda la frustración que albergaba en su corazón.

De pronto su teléfono sonó, interrumpiendo aquella catarsis, era una llamada del extranjero.

Sin pensarlo, Trevor respondió.

"Hola, Trevor, quiero que me escuches atentamente.

Faltan unos días para que cumplas 19.

Te estoy llamando porque es hora de contarte la verdad.

Lo cierto es que.

.

.

todo este tiempo, nuestra familia no ha sido tan pobre como parece, todo lo contrario, hemos sabido acumular una gran cantidad de dinero y poder.

Sabes, tenemos una regla en la familia: Los niños deben tener una vida modesta y humilde antes de cumplir los diecinueve, por eso nunca te dijimos nada.

Debes saber que tenemos participación en diferentes tipos de industrias en todo el mundo, de hecho, no solo poseemos minas de oro en África, sino también algunas reservas de petróleo en varios emiratos en Medio Oriente".

Al otro extremo de la línea, aquella enigmática voz le sonaba tan familiar a Trevor, que sentía como si la hubiera escuchado de toda la vida.

Trevor sonrió burlonamente, "Papá, ¿estás soñando? Deja de fantasear con ser rico, ¿quieres? Desde que era un niño, me dices esas cosas, que compraste un helicóptero en los Estados Unidos, o un yate en Venecia Escucha, debo valerme por mí mismo y obtener mi graduación con mis propios medios.

¿No crees que estás haciendo el ridículo?".

El hombre al otro lado de la línea se detuvo un momento y exhaló profundamente.

"Te entiendo, Trevor, sé que no es algo que se pueda asimilar de inmediato.

Cuando tu abuelo me reveló todo, también pensé que hablaba de una mala broma, pero, hijo, te estoy diciendo la verdad.

Y bueno.

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es hora de que recibas tu pensión, así que te transferiré cien millones de dólares".

Al principio, Trevor pensó que la voz del hombre era ciertamente demasiado similar a la de su padre, pero cuanto más lo escucha ba, más bizarro se volvía todo.

Miró la pantalla de su teléfono y descubrió que era un número extranjero.

¡Eso debía ser una estafa! "¡Qué mentiroso! ¡Vete al diablo!".

Trevor espetó a todo pulmón, luego colgó la llamada tan pronto como terminó sus palabras.

Estaba ebrio y su mente no se encontraba en las mejores condiciones.

Necesitaba desahogar toda la amargura que sentía, y más pronto que tarde, quedó exhausto.

Trevor cerró los ojos y se durmió a los pies de la cama
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