¡Cállate! [ 1 / 2]


Tras terminar la llamada de Alberto, Rolando hizo otra a Umberto.

¿Dime?la voz de otro lado parecía estar desatenta.

Soy Rolando Laguna.

le contestó.

Le dijo calurosamente llevando el sonido de la silla deslizadaSí, señor Rolando, ¿en qué puedo ayudarle? Un momento antes él ya hubo recibido la información de Alberto que si le llamó un hombre que se llamaba Rolando Laguna, tendría que aceptarle la solicitud, fuera lo que fuera.

Aunque Rolando quisiera vaciar el Centro comercial de electrodomésticos, Umberto también haría falta obedecerlo.

Umberto no era un tonto y entendía que Rolando era un grande, en caso contrario, Alberto no le hubo llamado personalmente.

Estoy en el trecer piso del Centro comercial de electrodomésticos, ven ahora mismo.

le contó y luego colgó la llamada.

Regresó aquella zona donde se vendían los televisores superiores, la vendedora y Brenda todavía se quedaban en pie allí.

Una expresión desdeñosa se mostraba en la cara de la vendedora y Brenda, en cambio, violenta.

¿Cómo? ¿Has llamada para pedir el dinero pero no lo has logrado? escúchame, deja de fingirse un rico aquí sin la capacidad.

¡Me dan asco las personas como tú!Le trató la vendedora a Rolanda sin nada tolerancia.

He avisado a tu gerente, déjame en paz hasta que llegue él.

Rolando le contestó indiferentemente.

Era obvio que la vendedora tuviera menos confianza en lo que hubo dicho Rolando, ella aumentó la voz¿Para ti? ¿puedes llamar a nuestro gerente? No sueñes despierto.

A menos que vengan los riquísimos clientes, es imposible que el gerente venga a perder tiempo con los pobres como vosotros.

No le dijo nada Rolando, solo le esperaba a Umberto en pie.

Pasados dos minutos, un delgado hombre vestido el traje se les acercó, el cual se podía notar que él acudió aquí con su velocidad más rápida.

Al ver la llegada del gerente, la vendedora se quedó un poco sorprendida.

Pero ella creyó que era una buena oportunidad, si ella explicó al gerente que la pareja no solo era incapaz de comprar el producto, sino que hubo perturbado el comercio, le elogiaría a ella.

Jefe, ese tipo no es capaz de comprar el televisór pero él me destaca que tiene el suficiente dinero.

Me ha pedido aquel que vale treinta y ocho mil yuanes, pero finalmente no hubo paga la cuenta.

Ya me ha afectado el trabajo, y me ha amenazado que te hace venir aquí.

La vendedora adelantó inmediatamente.

¿Quién?le preguntó Umberto.

La vendedora le señaló a Rolando levándonse la mano directamenteEs él, el pobre se finge un rico aquí, yo apenas lo soporto .

Umberto echó una mirada a Rolando, le preguntó atentamente¿Usted es el señor Rolando? Él le afirmó con el movimiento de cabeza.

Jefe, no hace falta que le trates de señor, ¿no? ya respeto mucho a él sin llamarle mendigo.

La vendedora creyó que el grente le apoyaría, le atacó con las malas palabras.

Umberto cambió de cara de inmediato, Rolando era una persona que le trataba bien Alberto, esa mujer dijo que él era un mendigo, ¡qué ignorante era! Joder, ¡Cállate! hija de puta, ¿cómo puedes comentar al señor Rolando al azar?Le lanzó a la vendedora una mirada furibunda.

Al ver que el jefe se enojó de repente, ella produjo un escalofrío, ¿cómo podía imaginar que Umberto estaba al lado de Rolando? Jefe.

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yo.

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