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Luego de recibir una fuerte bofetada, Kenton cayó de rodillas.

¡Eso te lo mereces por ser una maldita basura que incluso se atrevió a arruinar el orfanato!", con eso, Maison volvió a cachetearlo tan fuerte que incluso le tiró los dientes frontales, "¡Esto es porque eres tan arrogante que ni siquiera me tomaste en serio! Y esto es porque.

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¡Maldita sea! ¡No puedo pensar en otra razón! Como sea, ¡lo único que se me ocurre es seguirte golpeando!".

Sin más motivos que desquitar su coraje, Maison maldijo y lo golpeó una y otra vez hasta cansarse.

Como resultado, las mejillas de Kenton terminaron rojas e hinchadas, además de que su rostro estaba cubierto de lágrimas y mocos.

Asustado hasta el tuétano, él se arrodilló frente a Maison y le suplicó: "Por favor deténgase, señor Ellis! Fui un estúpido, ¡todo fue culpa mía!".

Al ver que ni siquiera su líder se había escapado de una salvaje golpiza, los demás rufianes se quedaron inmóviles y en silencio.

Trevor, quien se encontraba de pie a un lado, aún no estaba satisfecho con el resultado, así que se aclaró la garganta y murmuró: "Tambien golpeó al director del orfanato" Como si hubiera leído su mente, Maison entendió de inmediato lo que quería decir y arrastró a Kenton al orfanato.

Entretanto, los otros maleantes intercambiaron miradas pero ninguno se atrevió a huir, siguiendo a su líder mientras temblaban de miedo.

En el orfanato, el director había recuperado la conciencia y alguien le estaba vendando la herida.

En el momento en que escucharon los pasos, los niños sintieron como si fueran a enfrentarse a sus enemigos, aunque quedaron sorprendidos cuando vieron que se trataba de Kenton, quien había sido tremendamente golpeado.

Sintiéndose en un dilema, ellos no sabían si detener a Maison o no.

Una vez que estuvieron frente al director del orfanato, este último arrojó a Kenton frente a él, apoyó un pie en su espalda y ordenó: "Disculpate en este instante!".

Obviamente, Kenton no tuvo el valor de resistirse, por lo que dijo entre sollozos: "Lo siento mucho, fui muy imprudente.

¡No debi intimidar a los ancianos ni a los niños! ¡Por favor perdóneme!".

Fue entonces cuando Maison le echó un vistazo a Trevor, descubriendo que todavía tenía el ceño fruncido.

Luego de patear a Kenton una vez más, él espetó en tono feroz: ¿Crees que puedes resolver este problema con una simple disculpa? ¡Deberías compensar todas las cosas que hiciste!"
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