Arrodíllate para pedir perdón [ 1 / 2]


La gente de alrededor pensaba que Rolando y Brenda no tenían dinero ya que vestían ropa normal.

Pero cuando escucharon el grito de la mujer bien vestida, se quedaron impactados, nunca habían pensado que la ropa que sostenía Brenda fuera tan cara.

-¿Quién sabe si tu ropa es falsa o no? Tal vez sea una falsificación comprada en el rastrillo.

Te digo que yo, Rosa López, tengo un sinfín de ropas caras.

¡Tu prenda definitivamente no valdría este precio!- afirmó Rosa.

Brenda se mordió el labio, no pensaba que esta persona fuera tan irracional.

-Acabamos de comprar este prenda en el centro comercial.

Si no me crees, puedes ir al centro comercial y preguntarlos.

No me hace falta mentirte.

Habías tratado de esa manera a esta señora, te has pasado de la raya.

- Dijo Brenda enojada.

-¿Qué os importa si me he pasado o no? Mira, iros a tomar el viento y quitaros del camino, de lo contrario te pegaré a ti también.

Sí que eres ciega, encima te atreves a ocuparte de mis asuntos.

- Rosa dijo enojada.

El rostro de Rolando se enfrió de repente, miró aRosa y dijo, -Si creas problemas de manera tan irrazonable, no me culpes por no ser cortés.

- -¿Ajá? ¿te atreves a ser grosero conmigo? ¡Qué clase de cosas eres tú para decirme que estoy causando problemas sin razón? ¡Te patearé y te mataré!- Dijo Rosa, pateando hacia Rolando.

Rolando resopló fríamente cuando la vio, y rápidamente levantó su pie y le pateó directamente en la rodilla de Rosa.

El pie de Rosa inmediatamente retrocedió, perdió el equilibrio y se sentó al lado del árbol que estaba detrás.

Rosa se levantó del suelo, con el rostro lleno de ira, miró a Rolando y dijo, -¡Espera, llamaré a mi esposo y ya verás!- Rolando ignoró aRosa, se volvió para mirar a la mujer que estaba detrás de él y le preguntó, -¿Estás bien?- La mujer afirmó con la cabeza y dijo con cara de preocupación, -Estoy bien, no os metáis en este lío.

No quiero que os impliquéis.

Esta persona parece tener algún poder en esta ciudad.

Deberíais iros de aquí.

- Rolando sonrió y dijo, -No te preocupes, no pasará nada.

En la Ciudad Río no hay nadie con quien no me pueda meter.

Por cierto, ¿cómo te llamas?- -Yo.

.

.

mi nombre es Penelope Dalima.

- dijo la mujer impotente.

No quería que las cosas fueran así hoy.

-Penelope, está bien, no tienes que preocuparte.

- la consoló Brenda.

La mujer asintió con impotencia.

Rosa llamó a su esposo, luego miró a Rolando con fiereza y dijo, -Mi esposo vendrá de inmediato.

Espera.

Cuando él venga, habrás terminado.

¿Cómo has atrevido a pegarme? ¡Morirás!- Rolando no habló, también sintió que esta mujer era demasiado irracional, si seguía así, planeaba darle una lección, para que tuviera en cuenta para la próxima vez.

En ese momento, una persona le dio una palmada en el hombro a Rolando, se volvió y se encontró que era Héctor.

copy right hot novel pub -¿Qué haces aquí?- Preguntó Rolando con una sonrisa.

-Alguien me quiso pedir ayuda y me dijo de quedar en el restaurante de en frente.

Vi a un grupo de personas por aquí, no sabía lo que estaban haciendo, así que me acerqué y no me esperaba verte.

- dijo Héctor con una sonrisa.

Rolando miró a Rosa y dijo, -Me encontré con alguien irracional y quería darle una lección.

- -¿A quien te refieres? ¡Pedazo de bastardo, dímelo de nuevo y te romperé la boca!-Rosa inmediatamente explotó.

Héctor volvió la cabeza, la miró y dijo, -Venga, para ya, él no es quien te puedes ofender, te aconsejo que te vayas ahora.

- Rosa escuchó las palabras de Héctor, inmediatamente se llenó de desdén y dijo, -¿Quién es él, por qué no puedo ofenderlo? ¿Sabes quien es mi esposo? ¡Os advierto que cuando venga mi marido, ninguno de vosotros os podéis escapar!- -No importa quién sea tu esposo, si continúas molestándolos, te arrepentirás.

- dijo Héctor.

-¿Estás enfermo? Eres del mismo bando que él.

Creo que vosotros tres estáis enfermos mentalmente.

No os tendríais que meter en donde no os incumben.

No soporto estas personas pobres.

¿Acaso estoy siendo ilegal? Os advierto que, en la Ciudad Río, solo uno que se llama Héctor tiene más poder que mi marido, excepto a él, pobres como vosotros, no me importaría dejaros desvalidos.

- gritó Rosa.

Héctor y Rolando se miraron y ambos mostraron una sonrisa juguetona.

-Si os habéis asustado, discúlpame rápidamente y dile a la mujer esa que se arrodille y lama mis zapatos.

De esa forma no os tendré en cuenta
Olympus Scan
Olympus Scan
Serberus Scalation
Presentado