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Un tanto acostumbrado a este tipo de comentarios, Trevor respiró hondo y respondió: "No traje mi auto porque no es adecuado para conducir en caminos de montaña".

Al escucharlo, una chica con minifalda y una larga cabellera comentó con desprecio: "Ah, ¿sí? ¿Y qué tipo de automóvil no se puede conducir en la carretera de montaña? ¡Quizás sea un simple triciclo que no puede circular por terrenos húmedos! Bueno, aunque no me extraña viniendo de una persona pobre.

En fin, ¿ya viste el auto de mi novio? ¿A poco no se ve increíble?".

Otra chica con cabello corto intervino para continuar fastidiándolo: "Trevor, ¿acaso no sabes que es de mala educación aprovecharse de los demás? Y ya que no has hecho nada, ¿por qué no nos ayudas a llevar nuestro equipaje?".

Puesto que todas las compañeras de cuarto de Luisa eran hermosas, siempre tenían hombres a su alrededor.

De hecho, la mayoría de ellas había invitado a sus novios a las aguas termales.

Como si fuera una señal, los muchachos comenzaron a mostrar sus autos.

"Mi camioneta deportiva vale unos trescientos mil dólares y puede andar en cualquier tipo de terreno.

Incluso si conducimos por la montaña todo el día, no habrá ningún problema con ella".

"Yo también tengo un vehículo todoterreno, y como está especialmente diseñado para caminos de montaña, lo conduje para viajar por todo el país el año pasado".

Al sentir las miradas de admiración de sus novias, los petulantes jóvenes sonrieron con suficiencia.

Por otro lado, Trevor se burló en su interior pensando que eran unas personas superficiales y vacías.

Él había visto muchos chicos ricos conducir autos de lujo para hacer alarde de su riqueza en el pasado, por lo que estos dos tipos mostrando sus coches que solo valían unos trescientos mil dólares no eran nada comparados con ellos.

No obstante, él optó por guardar silencio por el bien de Luisa y fue por el equipaje en silencio.

Para su sorpresa, cuando iba de regreso, se encontró frente a frente con Aggy.

En el momento en que la vio, Trevor no pudo evitar sentir un dolor de cabeza, preguntándose qué rayos estaba haciendo ahí.

Hoy, ella estaba inusualmente callada, tal vez por todo lo que había pasado en los últimos días.

Frunciendo levemente el ceño, él decidió no pensar más en ello y continuó cargando las maletas de las chicas como si nada hubiera pasado.

Sin embargo, una vez que se dio la vuelta, un rastro de resentimiento apareció en los ojos de Aggy.

Por otro lado, aunque Trevor les estaba haciendo el favor de llevar su equipaje, las compañeras de cuarto de Luisa siguieron hablando mal de él con sus novios.

Impotente, Luisa apretó los dientes, limitándose a decirles que era momento de irse
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