La apuesta [ 1 / 2]


Jugando con el carnet en su mano, Trevor alzó las cejas y dijo con una sonrisa confiada: "Bueno, parece que alguien tendrá que admitir su derrota.

¿Dónde está la cinta?".

Al escucharlo, el rostro de Frey se oscureció y, tras un momento de vacilación, salió de la estancia sin mirar a atrás.

Prefería que lo molieran a golpes antes que admitir la derrota ante Trevor.

¿Cómo era posible que un perdedor consiguiera entrar en la subasta y no él? ¡Debía haber un error en el sistema! Sin ánimos de dejarlo ir, Trevor le dijo: "Oye, ¿por qué tan apurado? ¿Se te olvidó la apuesta que hicimos? ¡Mira, aquí tienen cinta!".

Cuando Frey escuchó sus palabras, se puso furioso y se volteó para gritarle: "No fue una apuesta justa, ¿quién sabe lo que le harías a esa jodida computadora? ¿Cómo alguien como tú va a participar en la subasta?".

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Hilda, quien estaba a su lado, decidió apoyarlo: "Es suficiente, Trevor, todo el mundo sabe quién eres.

Esta vez solo tuviste suerte, ¿por qué tienes que ser tan arrogante? Muy bien, ya tienes el registro, ¿pero acaso podrás pujar por el yate?".

A todas estas, Trevor no le hizo caso a sus comentarios y simplemente se rio, No esperaba menos de Frey, a decir verdad.

Desde un principio sabía que el hombre no honraría su palabra.

Ahora quería ver sus caras cuando comprara el yate en la subasta.

"¿Y bien? Di algo, Trevor".

El mutismo del joven irritó más a Frey.

Pero antes de poder decir algo más, fue interrumpido por una conmoción.

"El señor Smith finalmente ha llegado".

"Permitame abrirle paso, señor Smith.

Por aquí es la oficina de registro".

Con un numeroso grupo de personas a su alrededor, Gavin se acercó.

Trevor sonrió al verio, pues sabía que Gavin debía estar buscándolo
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