La contraseña [ 1 / 2]


Al ver el aspecto que tenía Rolando, Román empezó a reír a carcajadas y dijo, Rolando, ¿no vas a decir que te has dejado el billetero en casa? ¿No será un poco pasada esta excusa? La chica al lado de Román también le echó un vistazo con desdén a Rolando y dijo, ¿Este es el inútil del que me hablas? No esperaba que no solo es inútil, sino también es cursi, si no la puedes pagar, no busques una excusa tan mala.

La dependienta echó una mirada a Rolando y dijo, Señor, ¿de verdad vienes a comprar la ropa en nuestra tienda? Se vio que ella no estaba a gusto, porque obviamente no le pagó Rolando.

El vestido de la tienda era muy cara, si la saca de nuevo después de ser empaquetada, la ropa no se veía tan nueva como antes, era posible que apareciera algunas arrugas, si Rolando no la compró, ella se volvería loca.

Perdona, me he dejado mi carta de crédito cuando salí de casa.

dijo Rolando.

Cómo puedes ser, si no tienes dinero, por qué me pides que la empaquete, ¡menuda molestia! se quejó la dependienta con disgusto.

Román miró a Rolando riendo fríamente, Rolando, no tienes que ser tan cursi delante de mí, sé que quieres mantener tu dignidad, pero por más que te finjas, no puedes ser un adinerado.

Si ahora me pides arrodillándose, es posible que te la compre yo si estoy a gusto.

Señor, ¿de verdad se la vas a comprar? la dependienta miró a Román, porque ella ya no quiso reponer la ropa.

Román dijo, Siempre que se arrodille para suplicarme, se la compraría, tres mil de euros para mí no es nada, solo es mi dinero suelto.

Cobró diez millones de euros desde el proyecto del Grupo Sol, sí que ahora tres mil no le era nada.

La dependienta abrió desmesuradamente los ojos mirando a Rolando y dijo, La quieres o no, ¿no has escuchado lo que dijo este señor? Siempre que te arrodilles, te la va a comprar, muy vale la pena.

Si no la quieres, pues vete ahora mismo, no me molestes el negocio.

Al oír esto, Rolando salió de la tienda para ver el nombre de esta tienda.

Román y la dependienta pensaron que Rolando se había ido, se rieron de inmediato.

Este inútil es tan obediente, que se vaya, se va de verdad.

dijo riendo Román.

La dependienta también le despreció, y sonrío a Román, Este señor eres muy generoso, la compra de una vez, no como ese pobre, tarda tanto sin comprar nada.

Rolando pasó a un lado y vio el nombre de esta tienda, luego llamó a Alberto.

Recuerdo que tienes una cadena de tienda de ropa llamada la Tienda de Chica Dulce, quiero comprar un vestido para mi mujer, pero me he dejado la carta en casa.

dijo Rolando.

Alberto rio en seguida y dijo, Rolando, solo tienes que leerle a la dependienta un verso de un poema, "Porque eres linda desde el pie hasta el alma", cuando lo escuche, te la regalará gratis.

Rolando se puso dudoso y preguntó, ¿Porque hay que cantar este verso? Es así, tengo a unas novias, esta cadena de tiendas la establecí por ellas, debido a que hay tantas tiendas, muchos no saben que yo soy el dueño, cada vez hago compras en las tiendas, tengo que pagar, por eso se me ha ocurrido esta manera.

He informado a todos que siempre que haya alguien que lea esta frase, representa la llegada del dueño, cualquier cosa en la tienda es gratis.

Estos versos tienen el orden, solo se pueden utilizar una vez, esta vez justo toca a este verso dicho.

Alberto le explicó embarazadamente.

Rolando se quedó sorprendido, él no esperaba que Alberto hacía este tipo de trucos, como si fuera un cine policiaco, tenías que decir la contraseña cuando compraba ropas.

Pero Rolando no quiso que Román fuera tan arrogante, además le gustaba esta ropa mucho, por eso, aunque esta manera parecía un poco rara, tuvo que llevarse ese vestido.

Después de colgar el teléfono, Rolando volvió a la tienda.

Al ver volver Rolando, Román y la dependienta se puso desdeñosos.

Rolando, cómo, ¿has pensado claro y vienes a pedirme arrodillado? dijo riendo Román.

La dependienta también miró a Rolando con las cejas fruncidas y dijo, ¿Qué es lo que quieres? Nuestra tienda es de las mejores, un pobre como tú no puede entrar y salir tan a su gusto.

Rolando se le acercó a esa dependienta, cantando, Porque eres linda desde el pie hasta el alma.

Román y la chica a su lado se quedaron aturdidos, luego miraron a Rolando como si hubieran visto a un imbécil, Román dijo, ¿Qué te pasa en la cabeza? Vuelves a cantar este verso, nunca he visto la gente tan loca como tú.

Cuando los dos creyeron que tenía mal en la cabeza, pero la dependienta cambió de cara de repente.

Su jefe le dijo que siempre que hubiera alguien que cantara el verso, le tenía que ayudar sin importar lo que quisiera hacer.

La dependienta hizo una reverencia hacia Rolando y dijo, Señor, lo siento, te pido disculpa por mi actitud de antes, no te enfades conmigo por favor, sé que todo es mi culpa, lo siento
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