Una mujer impresionante [ 1 / 2]


¿De verdad? Liza, ¡déjanos verlo también!".

"Vaya.

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jesto sí que es algo nuevol Este tipo no solo tuvo el valor de fanfarronear, sino que incluso difamó al chico más rico de Jork Parece que subestimé su descaro", "Oye, Liza, ¿no crees que deberíamos darle una lección?".

Luego de poner los ojos en blanco y curvar sus labios una sonrisa burlona, ella en respondió: "¿Cómo se atreve este bastardo a pretender ser millonario calumniando al señor Smith? Si, démosle una lección en su nombre.

Cuando terminemos, le pediré al señor Smith que nos invite a todas a la Finca Willard, ¿de acuerdo?".

En ese momento, Trevor incluso podía sentir el polvo que salla de las suelas de los zapatos de las chicas, De pronto, el celular comenzó a sonar, haciendo que todas guardaran silencio e intercambiaran miradas.

En cuanto vio el identificador de llamadas, Liza volvió a burlarse y dijo: "Esta es la perra que ha estado hablando con él.

Veamos quién se atreve a calumniar así al señor Smith!".

Tan pronto como levantó el teléfono, ella maldijo: ¿Dónde estás ahora, estúpida?".

Para su sorpresa, en ese instante una voz femenina le respondió desde atrás: "Mira hacia atrás, perra!".

Tan pronto como Liza se dio la vuelta para ver quién era, un elegante bolso LV se estampó contra su rostro, dejándola aturdida.

Testigos de esto, las demás muchachas se quedaron estupefactas.

La mujer frente a ellas estaba enfundada en un vestido negro y tenía un cinturón atado alrededor de su cintura que delineaba su perfecta figura.

De hecho, era tan hermosa que cualquiera podría decir que parecía una diosa.

Además, como era de esperarse, esto solo despertó los celos y la envidia de las jóvenes.

Pero como si eso fuera poco, ella también llevaba un precioso collar hecho con piedras de ojo de gato, su brillo de labios era la edición limitada de Guerlain KISS KISS y el bolso con el que acababa de pegarle a Liza era un Louis Vuitton.

Aunque ellas no sabían la marca del vestido que llevaba puesto, no era dificil decir que había sido personalizado por un famoso diseñador a juzgar por la tela de seda negra y los pequeños diamantes que estaban incrustados como estrellas.

¡Seguro era una prenda muy cara! Resultaba que la mujer que tenían en frente era nada más y nada menos que Salma, quien había visto esta escena.

Cubriendo su mejilla adolorida, Liza la miró de arriba abajo, y sintiendo que la sangre le hervía derabia, espetó: "Tú
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