Uvas baratas [ 1 / 2]


Al tiempo que se apoyaba en el hombro de Trevor, Luisa lloró durante un rato antes de finalmente tranquilizarse.

Limpiándose las lágrimas, la chica dijo con timidez: "Lo siento mucho.

Entren y tomen asiento.

Aunque, ahora mismo mi casa está un poco desordenada".

Posteriormente, Luisa se hizo a un lado de la puerta para que los otros pudieran entrar.

Por su parte, Trevor la siguió aturdido, mientras la maravillosa experiencia que acababa de tener todavía persistía en su mente y lo distraía un poco.

De no haber sido por eso, hubiese podido darse cuenta de la expresión hosca en el rostro de Marlon y la mirada maliciosa que le estaba dedicando en ese instante.

¡Él estaba extremadamente celoso! Pues, siempre le había gustado mucho Luisa.

¡Maldita sea! ¡Si hubiese sabido que ella iba a actuar de esa forma, entonces habría empujado a ese perdedor y me habría quedado de pie en la puerta!.

En seguida, los tres ingresaron a la casa.

Tal como lo mencionó la joven, la casa sí estaba desordenada.

Varias prendas estaban esparcidas por el piso.

Y sobre la mesa, había un periódico que estaba abierto, lo cual indicaba que la persona que lo estaba leyendo probablemente se había ido con prisa.

A juzgar por la situación y el desorden en la casa, las personas que no sabían lo que había sucedido podrían pensar que alguien había irrumpido allí dentro.

En ese instante, los tres estudiantes que estaban visitando a Luisa se miraron que confundidos.

Finalmente, como buena amiga, Aggy fue la primera en romper el silencio.

Al entregarle los regalos, la joven pronunció: "Luisa, no tuvimos tiempo de preparar mucho porque vinimos con prisa.

Acabamos de comprar algunos bocadillos y varias frutas".

Ante la mención de los regalos, Trevor parpadeó levemente.

En realidad, el hecho de ver la gran cantidad de obsequios comprados por los otros dos lo hizo dudar, así que no sabía si debía sacar las uvas preparadas por su hermana o no.

Por otro lado, cuando se dio cuenta de que Luisa estaba dudando, Marlon intervino: "Luisa.

Por favor, tómalos".

Posteriormente, miró a Trevor y agregó: "A diferencia del otro, nosotros no somos maleducados.

¡No somos alguien que ni siquiera sabe los modales y las reglas que debe seguir cuando visita a un amigo!".

A decir verdad, sus palabras estaban llenas de sarcasmo y amargura
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