Realmente no me atrevo a hacerle nada [ 2 / 2]


–dijo Héctor con una sonrisa.

El Gordo se sentó sobre el suelo y miró a Rolando con una cara llena de horror, ¿Él…es tu jefe?– Héctor miró a Rolando para preguntarle, ¿Qué ha pasado? – Intentó abusar de esta chica pero me topé con él.

Rolando habló.

Héctor asintió y preguntó, ¿Entonces lo arreglaré por ti? – Bueno, lo harás tú, debería ir a casa.

Si no, mi mujer debería preocuparse por mí.

– Rolando habló.

Entonces deberías irte, yo me encargaré de todo aquí.

–dijo Héctor con una sonrisa.

Rolando se dirigió instantáneamente hacia el exterior.

Natalie se quedó boquiabierta, pero cuando vio salir a Rolando, se apresuró a seguirle.

El Gordo que estaba muy atónoto les vio salir mientras le brotaba el sudor en la frente.

Héctor, perdóname, no sabía que era el jefe, sé que me he equivocado.

Perdóname por el bien de que hayamos cenado juntos.

– el Gordo pidió clemencia sentado en el suelo.

Héctor le sonrió y habló Todo esto es por la mala suerte que tienes, porque había metido con ese hombre, si no te arregle yo, me castigaría él.

– Después de un rato, salieron gritos del Club, y Natalie pudo oír los gritos dentro cuando estaba casi en la puerta, y se asustó un poco.

Siguió a Rolando con prisa pero él no nunca se volvió, como si se hubiera olvidado de ella.

¡Rolando! gritó Natalie a Rolando, con la cara llena de disgusto.

Aunque no sabía por qué Rolando conocía a Héctor y por qué éste tenía tanto miedo a Rolando, Natalie no tuvo tiempo para pensar en eso.

En ese momento, cuando Rolando le hablaba a Héctor de ella, utilizó la palabra “esta chica” ni siquiera mencionó su nombre, como si Rolando no la conociera, lo que hizo que se molestara mucho.

En su opinión, este era más importante que el hecho de que Rolando fuera tan poderoso.

Rolando hizo una pausa, giró la cabeza para mirarla y preguntó,¿Qué pasa? ¿Por qué no has dicho mi nombre entonces, acaso soy una desconociada para ti? dijo Natalie indignada.

Rolando mostró una expresión de duda sin saber de qué hablaba Natalie.

Al ver a Rolando así, Natalie se sintió aún más agraviada, se mordió el labio, miró a Rolando con lágrimas en los ojos y le habló ¿De verdad no te atraigo ninguna atencón?– ¿Por qué debería prestarte atención? Ya tengo a Brenda.

– Rolando respondió.

Entonces, ¿Por qué has venido a un lugar como éste? Los hombres, todos, son tan malos.

Dices que es suficiente tener a Brenda, pero has venido al Club para entretenerte.

Con tal hecho, ¿cómo eres digno para Brenda?– No vine para el placer sino para tratar con algunas cosas.

Rolando respondió con el ceño fruncido porque no se esperaba que Natalie lo malinterpretara.

Natalie dio una expresión dudosa, claramente no le creyó, ¿Sólo viniste a ocuparte de las cosas? Pero, ¿qué tipo de cosas puede atender en un lugar como éste?– –Las chicas de aquí son sólo unas chicas lúbricas y ignorantes.

Si necesitas, puedes llamarme, prometo satisfacerte, y no se lo diré a Brenda.

Me he pisoteado tanto, ¿puedes darme alguna reacción?– Natalie se agitaba cada vez más a medida que hablaba, y con el alcohol que le habían bebido, las emociones estallaron de golpe por el efecto del alcohol.

Ya estás borracha, vete a casa temprano para descansar.

Rolando no quería decir nada más a Natalie, porque se creía que ya que era honrado, por eso no le hacía falta explicar tanto.

¡Espera! Natalie gritó inmediatamente cuando vio a Rolando estar a punto de irse.

Ya es muy tarde, ¿me dejas volver sola a casa? Y con todo el alcohol que he tomado, ¿no te preocupas por mi seguridad en camino a casa? dijo Natalie.

Rolando frunció el ceño y dijo, Te llevaré para tomar un taxi.

Natalie le caminó balanceándose hacia Rolando y le suplicó,Pero .

.

.

me siento muy mareada, Rolando, ¿podrías enviarme a casa? Por favor, solo tengo esta petición.

– Natalie estaba a punto de lanzarse sobre Rolando mientras hablaba.

Este se esquivó de inmediato.

Sin embargo, con los ojos cerrados, Natalie no se puso de pie muy firmemente.

Parecía que se desmayaría.

Cuando Natalie estaba a punto de caer al suelo, Rolando suspiró y se adelantó para ayudarla a levantarse.

¿Dónde está tu casa?– preguntó Rolando.

Natalie mantuvo los ojos cerrados y sus labios eran un poco pálidos.

Le dijo con voz débil a Rolando, Tengo mucho frío, ¿Puedes darme un abrazo?
Olympus Scan
Olympus Scan
Serberus Scalation
Presentado